Luis Sánchez García es un poeta contemporáneo nacido en El Cuervo de Sevilla el 16 de noviembre de 1960. Desde muy joven mostró una profunda vinculación con su pueblo natal, al que dedicó sus primeros versos. De hecho, en 1992, coincidiendo con la independencia municipal de El Cuervo, compuso el poema «A El Cuervo», un canto iniciático de amor a su tierra que más tarde formaría parte de su primer poemario: Eres luz si amanece, publicado en 2004. Este poema ha quedado como testimonio histórico y emocional de aquel momento, hasta el punto de que en 2021 el Ayuntamiento inauguró una placa con sus versos en la Casa de Postas como reconocimiento a su sensibilidad con el pueblo. El propio autor destacó entonces que dicho poema “tiene la misma edad que El Cuervo” independiente, subrayando así la unión de su creación literaria con la historia local.

A El Cuervo

A lomos de un caballo de audacia,
entre campiñas y pocos llanos,
dos madres besan tus manos,
las que parieron tu gracia.

En busca del sustento,
pueblos desterrados,
acuden precipitados,
a forjar tu nacimiento.

Lo que nunca pensaste,
tras el éxodo y su andanza,
busco el hombre su bonanza,
y tú de sueños coronaste. 

Naciste con el coraje,
de la espiga que perdura,
siendo hoy tu altura,
la que pide un nuevo traje.

Uno que sin ser prestado,
merezca tu lozanía,
para lucir con valentía,
el derecho que te has ganado.

Dehesa de plumaje escueto,
laguna tantas veces abatidas,
encerráis en vuestra herida,
el mayor de los secretos.

Teñida de blanco tu pureza,
un pájaro te vela en calma,
mientras te atraviesa el alma,
una serpiente de dos cabezas. 

Abandonaste el silencio,
la apatía y la pubertad,
solo te hacía falta la razón,
para gritar fuerte tu libertad.

Como los campos llenos de rocío,
en la alegría de su labranza,
mantén por siempre la esperanza,
¡y vuela Cuervo mío!

Autodidacta y apasionado de la literatura, complementó su formación con lecturas y participación en talleres y tertulias literarias. Su ópera prima se publicó años después de aquel poema fundacional, y consolidó su voz poética íntima y cercana. En sus versos, Luis Sánchez refleja vivencias cotidianas y sentimientos profundos con un estilo directo y emotivo.

Hombre sentado en una silla

En cuanto a producción literaria, Luis Sánchez García ha publicado hasta ahora dos poemarios. El primero, ya referido y su segundo libro, Lo inefable del tiempo, que vio la luz en 2015 con el apoyo del Ateneo Cultural Andaluz Arbonaida. La publicación de Lo inefable del tiempo se financió mediante micromecenazgo local, reflejo del cariño y respaldo de la comunidad hacia el poeta.

La participación de Luis Sánchez García en la vida cultural de El Cuervo de Sevilla ha sido muy activa. Ha ofrecido numerosos recitales y charlas literarias en su pueblo y la comarca, compartiendo escenario con otros poetas y fomentando el gusto por la poesía en todas las generaciones. En 2019, el Ateneo Arbonaida le rindió homenaje dedicándole la I Semana de las Letras «Luis Sánchez García», una jornada literaria llena de recitales, presentaciones y talleres en reconocimiento a su obra. Asimismo, desde 2014 se celebra el Certamen de Poesía «Luis Sánchez García», un concurso tanto escolar como de adultos que lleva su nombre y busca incentivar la creación poética en la comunidad. 

Todos estos méritos han consolidado a Luis Sánchez García como una figura clave de la cultura local, un embajador de El Cuervo a través de la poesía y un ejemplo para las nuevas generaciones de escritores y la mejor representación del vínculo entre la palabra y el lugar. Y es por ello por lo que consideramos esencial que una de nuestras primeras entrevistas sea a su persona, abriendo una nueva sección dedicada a las voces culturales de nuestro municipio, convencidos de que la memoria literaria es también parte del patrimonio vivo.

Luis, ¿recuerda el momento en que empezó a escribir poesía? ¿Hubo algún entorno familiar o vivencia personal que le empujara hacia la escritura? ¿Qué fue lo primero que escribió, y conserva aún ese poema?

Comencé a escribir a una edad temprana, sin tener aún una conciencia literaria definida, y mucho menos poética. Esta es una pregunta difícil de responder, ya que para mí ahora escribir se ha convertido en una segunda naturaleza. No quiero dar la impresión de que escribo poesía de manera inconsciente, pero ese peculiar humor híbrido con una base de honestidad emocional y compromiso es lo que más valoro al escribir actualmente. Hubo un periodo inicial en el que redactaba poemas muy controlados y estéticamente rígidos, pero rápidamente me aburrí de ello. Al perder interés, tiendo a ser imprudente y, como resultado, desechar muchos poemas. Sin embargo, la mayor parte de mi trayectoria poética consistió en reconocer qué tipo de escritura posee auténtica energía y entusiasmo, y permitirme escribir de esa manera.

Recuerdo que la poesía llegó a mí en un momento en que aún no tenía el lenguaje adecuado para abordarla; poseía una observación poética del entorno y comenzaba a sentir el peso del mundo y de la vida, pero todavía carecía de las herramientas literarias para enfrentarlos. Fue entonces cuando empecé a leer prolíficamente durante los primeros años de colegio.

Debo mencionar que tuve un entorno propicio para cultivar mis sueños, ya que, aunque en casa no había muchos libros, contaba con la presencia de mi padre, quien era un narrador excepcional y estimulaba mi curiosidad y mi naciente sensibilidad y creatividad onírica.

¿Cuál diría que fue el detonante de su vocación poética? ¿Había lecturas, autores o incluso personas cercanas que le sirvieran de estímulo?

El motivo para mi interés en la literatura, y específicamente en la poesía, fue darme cuenta de que el desierto y el ser humano son comparables, que no hay caminos o soledad que marquen el ritmo del tiempo, y que, en esa libertad sobre la arena, la única certeza es el viento, cuando regresa al sur del corazón envuelto en llamas, siendo un murmullo en la memoria y una conciencia de estar solo.

Mis lecturas me han servido y continúan sirviéndome para conocer los elementos que componen el poema, los atajos y caminos intrincados por donde fluye la construcción poética, para aprender de otras voces y experiencias, y para comprender que a través de la expresión poética puedo entender quién soy. He leído desde siempre, y ahora releo más a menudo. Uno de los poetas que más me ha influenciado es Luis Cernuda, probablemente porque comprendimos que la verdadera eternidad reside en el olvido.

Muchos poetas guardan versos en libretas o cajones antes de atreverse a publicarlos. ¿Tiene usted poemas inéditos que aún no han visto la luz? ¿Cómo decide cuándo un poema está listo para ser compartido?

Casi toda mi obra permanece inédita. Es como si las cosas fluyeran de manera natural, aunque no siempre sea así. Por ello, confío no tanto en que se publiquen para afirmar mi capacidad de escritura, sino en la resonancia interna que me impulsa a expresar nuevas ideas y conceptos. Estas llegan cargadas de significados frescos y emociones recientes. En esos momentos, siento que fluyo y continúo, aun cuando soy consciente de que mi punto de partida fue una pulsión rítmica subyacente en mis palabras. Creo que esta es la razón por la cual sigo escribiendo sin detenerme, identificando esa cadencia como la manifestación más genuina del pensamiento primitivo, que se origina en el cuerpo antes que en la lógica de la obra publicada. De este modo, avanzo sin interrumpir el flujo creativo que emerge desde lo más profundo de mis cimientos. Me considero sabio, no porque lo sea, sino porque, como señala Duras, “Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiésemos”. Así, no pretendo demostrar la cantidad de obras publicadas, sino más bien resaltar la importancia de la oralidad en el proceso de escritura.  

Cada acción que realizamos, incluso la más insignificante, la llevamos a cabo con toda nuestra esencia y experiencias acumuladas, abarcando cada impresión, recuerdo, amor y pérdida, tanto consciente como inconscientemente integrados en el acto creativo. Una canción encapsula toda la historia emocional de su creador. Una ecuación no puede explicar por qué cae una manzana sin la completa comprensión de su creador sobre cómo funciona el universo. La poesía de la personalidad —a la que podríamos denominar alma— es la materia prima de todo trabajo creativo. Escuchar su voz requiere una delicada armonización entre nuestro conocimiento consciente y nuestra esencia inconsciente: una síncopa entre intelecto e intuición.

Es posible comprometer la calidad de los poemas, y hablo desde mi experiencia personal, cuando se empieza a intelectualizar en exceso, ya que considero que un poema debe surgir tanto del intelecto como de la intuición. Un exceso de intuición puede resultar en sentimentalismo, lo cual no es deseable, y un exceso de intelecto puede generar contenidos de escaso interés o relevancia. Un poema se refiere al ser humano en su totalidad y debe dirigirse a la totalidad del ser humano, emergiendo de toda la integridad del individuo; solo así el poema puede ser compartido de manera significativa.

En 1992, coincidiendo con la independencia municipal de El Cuervo, escribió el poema «A El Cuervo», que más tarde formaría parte de su primer libro. ¿Qué le inspiró a escribir ese poema en aquel momento histórico? ¿Cómo vivió esa época?

El poema «A el Cuervo» surgió de manera natural como resultado de los acontecimientos del momento. He escrito numerosos poemas sobre el Cuervo, y este constituye una recopilación de todos ellos. El poema examina la razón de ser en su devenir, asemejándose a una escalera que desciende de la sierra para ascender con la esperanza de un vuelo sublime. Siempre he expresado mis experiencias mediante palabras escritas, desde esta perspectiva de renuncia frente a estados emocionales, siendo por lo tanto un poema liberado de ataduras y sumisión.

Viví el periodo de segregación desde la perspectiva de un niño a punto de perder a su segunda madre. He residido siempre en La Encinilla, en la periferia, siendo el hermano que recibe ropa usada por otros dos hermanos mayores. Fue un periodo emocionante y a veces complejo, pero lleno de esperanzas. Creía firmemente que la emancipación es un derecho inalienable, por lo que consideraba que era el momento de avanzar con convicción.

¿Hay autores a quienes recurre en busca de inspiración? ¿Qué libros le acompañan recientemente?

    En términos generales, toda creación se nutre de los trabajos previos, no para imitar una voz específica, sino para comprender las emociones y desentrañar sus enigmas. Esto permite observar la pluralidad de expresiones que componen el conjunto de voces investigadas, destacando la falta de alineación o predominancia de parámetros, escuelas o estilos que sugieran una tradición literaria establecida. Más bien, se enfatiza una escritura vivencial. La escritura constituye un diálogo interno que posibilita la expansión del discurso identitario y la reorganización del mundo personal, conduciendo a la reflexión sobre la propia identidad: ¿quién soy?

    Siempre recurro a los clásicos porque ellos experimentaron el dolor primero y formularon los antídotos y salvoconductos que hoy en día nos ayudan. Desde San Juan de la Cruz, Garcilaso o Gonzalo de Berceo, pasando por la Generación del 98 y la del 27, hasta abarcar toda la poesía anglosajona e iberoamericana, desde Whitman hasta Rubén Darío o César Vallejo. En cuanto a la poesía contemporánea, considero que estamos viviendo uno de sus mejores momentos. Aunque históricamente se ha dicho que nunca fueron buenos tiempos para la lírica, esa es una cuestión aparte. Definitivamente yo soy los libros que he leído.  

    En 2005 publicó Eres luz si amanece y en 2015 Lo inefable del tiempo, este último gracias al apoyo vecinal y del Ateneo Arbonaida. ¿Cómo vivió ese proceso de publicación colectiva? ¿Qué significó para usted que su pueblo hiciera suyo ese proyecto?

    “Eres luz, si amanece” es un libro que corrobora que no me gradué en la universidad, ni tan siquiera fui al instituto y a la escuela poco, lo cual no es necesario para ser poeta. Solo es necesario estar interesado en lo humano y estar en contacto contigo mismo como ser humano, es una metáfora de lo que se pierde mientras vivimos, un síntoma de que la verdadera patria es la infancia, es un intento por salvarme del naufragio.

    Este libro ha sido publicado con el apoyo del Ayuntamiento de El Cuervo y la Diputación Provincial de Sevilla. Es importante destacar la colaboración y el interés de Juan Garrido Lugo y María José Morales, cuyo aporte fue fundamental para que esta primera publicación se hiciera realidad.

    Asimismo, dar las gracias a Benjamín Bejarano, autor de la fotografía que aparece en la portada del libro.

    «Lo Inefable del Tiempo» es una obra que refleja mi intención poética a través de una serie de poemas caracterizados por una severidad moderada y rasgos casi filosóficos. Este libro explora profundamente la trascendencia de nuestra existencia, enfocándose en la naturaleza finita e infinitamente pasada del tiempo.

    Si algún valor poético tiene este recopilatorio, creo yo que no sólo radica en cómo tensiona los polos vida-muerte, sino en moldear un lenguaje en base a lo trastocado, lo desconcertante; vale decir, esa puerta a las transfiguraciones que posibilita a la poesía abrirse a múltiples significados y cantar sin desmayo, “para que se oigan más fuertes los gritos del silencio”. ​​​​ 

    El proceso vivido durante la gestación y culminación de este periplo literario ha sido de lo más ilusionante, abrumado y conmovido por tanto respaldo y aliento de mi pueblo y sus gentes.

    Mi gratitud sin paliativos a Fátima Marcelo, autora de la portada del libro, a Francisco Javier Ramírez “Cachi” y a Miguel Jurado por sus aportaciones y ayuda desinteresada.

    La publicación de este libro ha sido posible gracias al Ateneo Arbonaida mediante un micromecenazgo, con la colaboración del pueblo de El Cuervo y las contribuciones individuales de los mecenas. Considero que este libro pertenece tanto a mí como al Ateneo. El prólogo ha sido escrito por Gonzalo Amarillo, quien ha sido un importante mentor e impulsor de esta obra.   

    Desde hace años participa activamente en la vida cultural local: recitales, semanas literarias, encuentros en colegios… ¿Qué papel cree que cumple la poesía en una comunidad como El Cuervo? ¿Es más necesaria que nunca?

    La relevancia de la poesía radica en su capacidad para captar el poder intrínseco de las palabras, la energía acumulada y la libertad que posee frente a otras disciplinas. Aunque es posible hablar sobre la muerte y la enfermedad desde una perspectiva clínica, estadística o filosófica, la poesía nos permite adentrarnos en las profundidades de la experiencia humana con detalle y vivacidad. La poesía reside en su lenguaje, que a su vez es reflejo del dolor y la crisis. En este contexto, la voz poética se convierte en portavoz del sufrimiento colectivo. Esta particularidad no es una muestra de vanagloria autoral, sino una manifestación de pertenencia al lenguaje. Desde obras como «Trilce» de César Vallejo, la poesía ha mantenido un diálogo interno que puede ser tanto laberinto como sendero.

    El acto de conversar consigo mismo, con esa pluralidad que habita en uno y en todos, constituye el diálogo perpetuo de la poesía. De esta manera, podemos entender que cierta alquimia poética también implica el reconocimiento de uno mismo y de su entorno, abarcando tanto lo sagrado como lo mundano, el espacio de la respiración, la existencia cotidiana y el ser.

    Para terminar, nos gustaría mirar al futuro. ¿Está trabajando en algún nuevo proyecto literario? ¿Podemos esperar un tercer libro de Luis Sánchez García?

    La posibilidad de publicar más libros no es una preocupación; de hecho, los dos libros publicados hasta la fecha lo fueron a solicitud de terceros. El compromiso está con la poesía, sin contemplar necesariamente su publicación. La lectura y la escritura son actividades continuas, realizadas siempre con la convicción de que la poesía y el arte en general existen para quienes los necesitan.

    Y una última pregunta, casi necesaria: ¿Qué mensaje daría a quienes hoy, jóvenes o no, sienten la necesidad de escribir, de expresarse, de contar lo que sienten a través del arte?

    Que lo hagan desde una necesidad vital, sin artilugios ni estridencias, con la humildad del redimido, sin esperar recompensas o notoriedad.

     Hay dos clases de poetas, los que nos enseñan a escribir y los que nos enseñan a vivir:

    En todo lo que vivo, estás
    en todo lo que muero, te encuentro.

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *