Genoveva Caro de la Cruz desarrolla su labor como enfermera en el Centro de Salud de El Cuervo de Sevilla, su pueblo natal, donde forma parte del equipo de Atención Primaria. Comenzó su carrera profesional precisamente en este centro, y actualmente continúa prestando atención sanitaria en él, manteniendo un fuerte vínculo con la comunidad local.

A lo largo de su trayectoria, también ha trabajado en otros centros del sistema público de salud, como hospitales en Sevilla y Jerez, así como en el centro de salud de la localidad vecina de Lebrija. Esta experiencia le ha permitido adquirir una visión más amplia y diversa del sistema sanitario, aunque siempre ha tenido claro que su lugar está en la atención cercana y directa a sus vecinos y vecinas.

Fuera del ámbito sanitario español, Genoveva ha colaborado como voluntaria en proyectos solidarios en Dakar (Senegal), trabajando con comunidades desfavorecidas en el ámbito de la infancia, la salud y la acción social. Su compromiso como voluntaria le valió en 2020 un reconocimiento institucional durante el acto conmemorativo del XXVIII Aniversario de la Independencia de El Cuervo, celebrado en el Teatro El Molino. En 2024, su trayectoria solidaria fue nuevamente reconocida con el premio municipal «Sin Fronteras», otorgado por la delegación de Igualdad del Ayuntamiento de El Cuervo.

Por todo ello, y por el valor de su testimonio, queremos conversar con ella y conocer de primera mano su trayectoria y su compromiso.

Empecemos por sus raíces, ¿cómo recuerda sus inicios en el ámbito sanitario y qué le motivó a dedicarse a la enfermería?

Desde pequeña siempre me ha interesado el cuidado de los demás. Recuerdo que tenía una prima a la que le curaba pequeñas heridas, algo que me gustaba hacer. Con el tiempo me di cuenta de que ayudar a las personas era algo que me llenaba, y eso fue lo que me motivó a dedicarme a la enfermería.

Lleva años trabajando en el Centro de Salud de El Cuervo. ¿Cómo ha evolucionado su labor en este centro y qué retos considera que afronta hoy la sanidad en los pueblos pequeños?

Con los años, mi labor en el centro ha ido evolucionando. Al principio todo era más nuevo para mí, pero con el tiempo he ganado experiencia y una mayor cercanía con los pacientes, que en un pueblo como El Cuervo es fundamental. En Atención Primaria no solo atendemos problemas de salud, también acompañamos a las personas en su día a día, y eso crea un vínculo muy especial.

En cuanto a los retos, creo que uno de los más importantes es la falta de recursos y personal. En los pueblos pequeños muchas veces hay menos medios y eso nos obliga a hacer un esfuerzo extra para atender bien a toda la población. Aun así, el compromiso del equipo es muy alto, y eso ayuda mucho a sobrellevar las dificultades.

¿En qué momento surge su implicación personal con los proyectos solidarios en Senegal? ¿Qué le llevó a cruzar fronteras para ayudar tan lejos de casa?

Todo empezó con unos niños que teníamos en acogida. Uno de ellos se quedó sin casa, y justo en ese momento mi madre estaba de luto por el fallecimiento de mi padre. Aun así, al ver que ese niño no tenía dónde ir, decidimos acogerlo. A partir de ahí comenzó una relación con unas monjas que trabajaban con menores en situación de vulnerabilidad, y fue a través de ellas como surgió la oportunidad de viajar a Senegal.

Mi primer destino allí fue un dispensario, donde colaboré con las monjas en tareas sanitarias. También estuve en un orfanato, y esa experiencia me marcó profundamente. Fue el inicio de un compromiso que, con el tiempo, se ha ido transformando en diferentes proyectos y acciones solidarias.

Sabemos que ha trabajado en la puesta en marcha de una guardería en Dakar, un comedor social y la dotación de luz eléctrica. ¿Podría contarnos cómo se organizaron esos proyectos y qué impacto han tenido en las comunidades locales? 

Llevo varios años colaborando con el orfanato La Pouponnière en Senegal, y con el tiempo he construido una relación muy cercana con la monja que fue directora durante muchos años, ya hoy jubilada. En una de nuestras conversaciones, me comentó una situación urgente: el orfanato necesitaba un generador para poder regular el suministro eléctrico. Las constantes interrupciones de luz no solo dificultaban el día a día, sino que también suponían un riesgo para los bebés y el personal. Fue algo que no podíamos dejar pasar.

Fue entonces cuando, junto a mi hija, decidimos viajar hasta allí para llevar el dinero necesario. Nos acompañaron también mi amiga y su sobrina, y entre todas organizamos ese viaje con muchísima ilusión. Pero todo esto fue posible, sobre todo, gracias a la enorme solidaridad de nuestros vecinos, amigos y conocidos. Muchísimas personas colaboraron de distintas formas: donando ropa, juguetes, libros, y también participando activamente en los mercadillos que organizamos. Cada pequeña aportación sumó, y fue impresionante ver cómo el pueblo entero —y también gente de lugares cercanos como Lebrija— se volcó sin pensarlo dos veces.

También quiero agradecer a mi primo y a la hermandad de mi pueblo, que nos ayudaron organizando una barra solidaria durante una fiesta local. Todo lo recaudado se destinó íntegramente al generador. Finalmente, decidimos comprarlo directamente en Senegal, porque era mucho más económico y además nos evitábamos los costes del transporte desde España.

Gracias a todo ese esfuerzo colectivo, hoy el orfanato cuenta con un generador que les da una mayor seguridad y estabilidad. Para mí ha sido una muestra clara de que cuando una comunidad se une por una causa justa, se pueden conseguir cosas realmente grandes. Yo solo fui el canal, pero todo esto se logró gracias a la generosidad de mucha gente buena.

Muchas veces, la ayuda internacional se enfrenta a dificultades burocráticas o falta de recursos. ¿Qué obstáculos ha encontrado en este camino solidario?

En cuanto a la sanidad aquí, es cierto que estamos atravesando una época complicada, con muchos recortes que afectan tanto a los profesionales como a los pacientes. Faltan recursos, faltan manos, y eso se nota en el día a día. Pero la verdad es que en el Centro de Salud de El Cuervo tenemos un gran equipo humano, y entre todos intentamos buscar soluciones, apoyarnos y sacar adelante el trabajo lo mejor posible, siempre pensando en las personas.

Respecto a Senegal, personalmente no he tenido grandes problemas a la hora de viajar o colaborar allí. Es verdad que no existen vuelos directos hasta donde voy, pero siempre he podido hacerlo de forma cómoda, organizándome con tiempo. La primera vez que viajé fui completamente sola. La segunda fue hace más de 20 años, con el padre de mi hija. En la tercera ocasión ya quise que mi hija conociera todo aquello, porque desde pequeña mostró mucho interés por este tipo de iniciativas. Y en el último viaje, me acompañaron ella, una amiga mía y su sobrina.

En cuanto a trámites o burocracia para viajar, en mi experiencia no ha habido grandes complicaciones. Eso sí, si hablamos del tema de las adopciones, es otra historia completamente diferente. No es un ámbito que yo lleve directamente ni del que esté del todo informada, pero sé que es bastante más complejo ahora. Hasta donde tengo entendido, en estos momentos están cerradas las adopciones con España, y no sé si también con otros países.

Pero en lo que respecta a mi labor allí y a los viajes solidarios que hemos hecho, gracias a una buena planificación y, sobre todo, a la colaboración de muchas personas, todo ha podido salir bien.

Recibió el reconocimiento en el XXVIII Aniversario de la Independencia de El Cuervo. ¿Qué significó para usted ese homenaje por parte de su pueblo?

La verdad es que fue un momento muy especial y muy emotivo. Recibir ese reconocimiento de parte de tu propio pueblo, de la gente que te ha visto crecer y con la que compartes el día a día, es algo que emociona profundamente. Nunca hice nada esperando un premio o un reconocimiento, pero cuando llega, y además de forma tan sincera y cercana, te llena el alma.

Para mí fue también una manera de visibilizar que, incluso desde un pueblo pequeño, se pueden hacer cosas grandes si hay voluntad y compromiso. Sentí mucho cariño ese día, tanto de las instituciones como de los vecinos, y lo viví con mucha gratitud y humildad. Fue un impulso más para seguir adelante con todo esto que hago con tanto corazón.

En su experiencia, ¿cómo influye su profesión sanitaria en su labor humanitaria?

La verdad es que mi trabajo como enfermera me ha ayudado mucho en todo lo que he vivido en Senegal. Allí, en los orfanatos o en los dispensarios donde he podido colaborar, cualquier conocimiento sanitario, por básico que parezca, puede ser muy útil. Y aunque a veces una se siente pequeña ante tantas necesidades, todo lo que podamos aportar suma. También es cierto que el trato diario con los pacientes aquí, en el centro de salud, me ha enseñado a ser más cercana, a escuchar con paciencia y a ponerme en el lugar del otro. Al final, tanto en mi pueblo como fuera, lo más importante es acompañar, cuidar y estar presente. No me considero especial por ello, simplemente hago lo que sé hacer, con el corazón y con ganas de ayudar en lo que pueda.

¿Qué le diría a los jóvenes o vecinos que quieran involucrarse en causas solidarias pero no saben por dónde empezar?

Les diría que no hace falta hacer grandes cosas para empezar a ayudar. A veces creemos que la solidaridad está lejos o que hace falta mucho dinero o tiempo, pero no es así. Todo comienza con un pequeño gesto: colaborar en un mercadillo, donar algo que ya no usamos, participar en una recogida… Hay muchas formas de echar una mano, incluso desde tu propio entorno.

También les animaría a que no tengan miedo de preguntar o de acercarse a asociaciones o personas que ya estén implicadas en alguna causa. La mayoría de las veces, lo más difícil es dar el primer paso, pero cuando lo das, te das cuenta de que hay mucha gente dispuesta a ayudarte y que te puede orientar.

Y sobre todo, les diría que todo lo que se hace con el corazón llega. No hace falta irse muy lejos para hacer el bien, aunque si algún día deciden cruzar fronteras, seguro que será una experiencia que les marcará para siempre.

En el ámbito personal, ¿qué aprendizajes o cambios le ha aportado convivir o colaborar con comunidades tan diferentes a la nuestra?

La verdad es que he aprendido muchísimo. Estar en contacto con personas que viven con tan pocos recursos, pero que aun así te reciben con los brazos abiertos y una sonrisa, te hace ver la vida de otra manera. Te das cuenta de que aquí tenemos mucho más de lo que necesitamos, y sin embargo muchas veces no lo valoramos.

A nivel personal me ha ayudado a ser más consciente, a dar menos importancia a cosas que antes me preocupaban y a agradecer lo que tengo cada día. Ellos te enseñan con su ejemplo, sin grandes discursos, simplemente con su forma de vivir.

También me ha hecho ver que no todo se trata de lo que uno pueda llevar o dar, sino de estar, de compartir tiempo, de escuchar. Son experiencias que te tocan el corazón y que te acompañan siempre. Y aunque yo solo intento aportar un granito de arena, siento que he recibido mucho más de lo que he dado.

Para terminar, ¿qué proyectos tiene en mente a corto o medio plazo? ¿Seguirá vinculada a Senegal o le gustaría abrir nuevas líneas de ayuda?

Mi idea es seguir colaborando con Senegal mientras pueda. Allí he conocido a personas maravillosas y he vivido cosas que me han marcado, así que, en la medida de mis posibilidades, me gustaría seguir apoyando cuando surjan necesidades o iniciativas. No tengo un proyecto grande ahora mismo entre manos, pero sí las ganas de seguir ayudando, aunque sea con pequeñas acciones.

También estoy abierta a colaborar en otros sitios si se diera la oportunidad. Lo importante es no dejar de aportar, aunque sea poco. A veces parece que lo que una puede hacer no es mucho, pero cuando se hace con cariño y con ganas, siempre suma.

No me considero nadie especial, simplemente intento poner mi granito de arena donde veo que hace falta. Y si con eso consigo aliviar un poco alguna situación o sacar una sonrisa, ya me doy por satisfecha.

Puedes escuchar aquí la entrevista que le hicieron con motivo del premio Sin Fronteras de 2024: https://www.youtube.com/watch?v=Jcv0F13GRlE&ab_channel=AytoElCuervoSevilla  

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